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miércoles, 27 de noviembre de 2024

HISTORIA DEL CABLE AEREO DE DÚRCAL

El cable aéreo de Dúrcal a Motril fue pensado para que fuese el “cordón umbilical” de entrada y salida de las mercancías de toda la red de tranvías interurbanos de Granada hacia el puerto de Motril, al conectar en Dúrcal con la línea de tranvía Granada-Dúrcal.

El gran desnivel existente entre la estación de conexión de Dúrcal y el puerto de Motril, hizo inviable para la compañía de los tranvías eléctricos de Granada, la prolongación de la línea tranviaria Granada-Dúrcal hasta Motril.
Este fue el único cable para el transporte de mercancías en España, con casi 39 km de longitud. Fue el Cable más largo de los que han funcionado en el país y tuvo un corto período de actividad, ya que sólo estuvo en funcionamiento desde 1925 a 1950.

En el momento de la puesta en marcha del Cable, éste contaba con 300 vagonetas siendo su capacidad máxima de carga de 700 kg. El personal asignado era de un auxiliar administrativo en la estación del puerto, y un par de peones en las estaciones intermedias. A veces éstos tenían que realizar trabajos de conservación, para lo cual se trasladaban montados en las vagonetas, tarea muy arriesgada, ya que tenían que atravesar barrancos de más de cien metros de altura.

Las mercancías transportadas eran sobre todo harina, caña de azúcar, cemento, abonos, etc. En 1929 se inaugura el ramal de Rules-Órgiva y se construyen almacenes en la estación de Dúrcal y en el puerto de Motril.

En 1930 se amplían las instalaciones de Dúrcal y en Motril se duplica la superficie de almacenamiento. Se instalan además una serie de mecanismos para facilitar la operaciones de carga y descarga. También en este año se propone la ampliación del Cable hasta las minas del Conjuro, desde las que se pretendía transportar unas 150.000 toneladas anuales de mineral de hierro.

Después de unos años de bonanza, en los que el capital granadino estaba en alza, llegó la Guerra Civil y durante ésta el Cable redujo drásticamente su actividad. El Cable se resiste a morir y en 1947 se reestructuran vagonetas, se cambian poleas y se sustituye cable en muchos tramos, en un intento de mejorar el funcionamiento del mismo. Pero se produce una avería y la falta de materiales de repuesto impide su reparación, así que el servicio regular cesa en 1948, y en 1950 la paralización ya es total. Poco después se procede al desmontaje de las instalaciones de la línea, de la que hoy en día sólo quedan la cimentaciones de los postes y las construcciones de hormigón de las estaciones intermedias. Se cerraba así un capítulo muy particular de la historia del transporte en España.

Pepi Hoces.