San Blas pasa todo el año en su ermita, hasta la víspera de fiestas, que baja a la iglesia entre tracas, cohetes y demás fuegos artificiales que los durqueños le tiran para pedirle favores o “mandas”.
Este año el día del Patrón es el último día de fiestas y, aunque caiga en lunes, será un día lleno de música, fuegos artificiales y como no, la procesión. Pero los tres días anteriores también estarán llenos de actividades lúdicas, deportivas, gastronómicas y religiosas.
Se cuenta que San Blas, hace muchos años, impidió que durante una gran tormenta se inundara parte del casco antiguo de Dúrcal. También , según las leyenda, evitó que ardiese el camión de un transportista de Lanjarón, a principio del siglo pasado, cuando subiendo desde Granada, por la carretera cercana a la ermita de San Blas, su camión empezó a arder y dirigiendo la vista a la ermita pidió a San Blas que le posibilitará el agua necesaria para apagar las llamas. Cuentan que en ese momento empezó a llegar agua por la cuneta y hasta dos cubos con los que apagar el fuego.
San Blas fue médico, obispo y mártir y se le atribuyen multitud de milagros. Es tanta la fe que le tienen los durqueños, que todas las fiestas de San Blas se reparten lazos rojos que se pasan por las manos del santo, lazos que la tradición dice que te cuidan la garganta.
San Blas permanecerá en la iglesia hasta el día 19 de Marzo, día en el cual vuelve a su casa, a su ermita, donde esperará otro año para pasearse por las calles de nuestro pueblo.